venres, 22 de maio de 2015

Sansamba, de Isabel Franc e Susanna Martín

Un día llamaron a la puerta de mi casa, al otro lado había un negro con una bicicleta
Así comeza Sansamba, unha novela gráfica que conta unha historia necesaria con sinceridade e tenrura. Unha amizade real, entrañable, entre a escritora Alicia, unha burguesa progre de Barcelona, e Baala, un mozo senegalés, que se busca a vida no Maresme.
Todo comeza cando o rapaz chegado de Senegal nas dramáticas e vergonzosas condicións habituais, que tamén nos relata no cómic, timbra na casa de Alicia para pedir traballo. A partir de aquí iníciase un camiño de coñecemento e recoñecemento mutuo, no que ambos saltan por riba dos prexuízos asumidos pola súa tradición e formación, e son quen de respectarse e quererse, de alegrarse a vida mutuamente. Alicia atopa o estímulo que necesitaba para superar a rutina e a decadencia física, o devalar plano cara un final que semella próximo. Baala ten en Isabel o apoio que necesitaba para ir gañándose a vida no entorno hostil no que vive e poder mandar diñeiro a súa familia. Arredor destes dous personaxes xorden outros, as amigas de Isabel e a familia de Baala, que enriquecen a historia principal, ofrecéndonos un achegamento a realidades distintas, non necesariamente alleas ao noso entorno.
Non me gustou moito o debuxo, pero o argumento é tan bonito que calquera crítica que se poida facer sería inxusta ante a calidade da narración, os valores que transmite e o optimismo respecto da especie humana que sentimos ao rematar a lectura. Encántame o ton, fuxindo de todo tipo de maniqueísmo ou buenismo, sen ocultar os prexuízos que todos temos e a crítica (tamén a autocrítica), ensamblando a culminación dunha amizade por medio de pequenos detalles, da tolerancia, do cariño e da confianza. Como calquera outra amizade verdadeira.
Claro, o punto de vista é o de Alicia, non o de Baala, pero ese pode ser, debería ser, tamén o noso punto de vista. Aí están os nosos prexuízos de brancos de clase media, receosos co diferente, pero capaces de superalos, porque temos a capacidade de diferenciar o ben do mal, de non caer na compracencia e o auto engano, de ser boas persoas e tratar aos demais como nos gustaría que nos tratasen a nós.
Unha lectura máis que recomendable que ademais conta cunha unidade didáctica magnífica, ideal para traballar nas aulas a problemática da inmigración, pero tamén de como enfrontarnos ao mundo, aos demais, desde unha postura ética. A única ferramenta sólida para vivir mellor, con nós mesmos e cos outros.

domingo, 8 de marzo de 2015

Videodrome - A igual trabajo... - 08/03/15 06 mar 2015

En 1968 había 55 mil hombres trabajando en la planta de Ford de Dagenham, en Londres…y 187 mujeres. Éstas trabajaban en un taller apartado del resto, cosiendo las tapicerías de los vehículos… Las condiciones son muy duras: una nave industrial con las paredes desconchadas; goteras en el techo; calor sofocante o frío terrorífico, según la estación; iluminación de tubos fluorescentes difícilmente adecuada para coser…
Estas 187 mujeres, además, no eran consideradas trabajadoras especializadas, aunque lo eran, y cobraban un 18% menos que los hombres menos especializados. Se declararon en huelga pidiendo su adecuación a la categoría de especializadas y cobrar lo mismo que los hombres por el mismo trabajo
PAGO JUSTO (Made in Dagenham. BBC-2010) de Nigel Cole
George Fenton: BSO MY NAME IS JOE
The Kinks: Days
Lemon Pipers: Green Tambourine
Shostakovich: Sinf. nº 11 y nº 12 (Orq. Sinf. Londres. V.Ashkenazy)
Small Faces: All Or Nothing
The Mindbenders: A Groovy Kind Of Love
Jimmy Cliff: You Can Get It If You Really Want


venres, 13 de febreiro de 2015

martes, 3 de febreiro de 2015

Pedro Brey Guerra, o fotógrafo da xente

Pedro Brey Guerra (1889-1967) foi un mestre de escola nas parroquias de Arnois e Oca, no concello da Estrada. Afeccionado á fotografía, deixounos unha fermosa e evocadora galería de persoas e paisaxes, un retrato da vida rural nas décadas anteriores á Guerra Civil. Imaxinar a vida (dura coma os seus rostros) dos veciños que posaron para a cámara de Pedro Brey constitúe unha auténtica e creativa lección sobre o noso pasado, sobre a nosa identidade.

Os boletíns de inspección da época dan información precisa das condicións de traballo de Pedro Brey. Así, nunha visita ordinaria efectuada en 1921, cando levaba cinco anos exercendo na escola de Arnois, o inspector anota:O ensino encontrase en estado satisfactorio, aínda que dificulte moito o labor do mestre o excesivo número de alumnos e as pésimas condicións do local... Inservible para o obxecto, mal iluminado e con mala ventilación, sen patios de recreo, nin lavabos, nin retretes, cunha soa dependencia de 8,5 por 3,5 por 2,15 metros. Cun presuposto total de 2.750 pesetas ao ano, incluído o soldo do mestre. Cun número total de 130 alumnos matriculados, sistema mixto, de idades entre 8 a 12 anos; que teñen que percorrer camiñando, desde a súa casa á. escola, até 4 km de distancia, e que asisten irregularmente a clase porque axudan nos labores do campo. E 28 alumnos de entre 14 e 31 anos, labradores de profesión predominante. Escola situada nun val, na estrada de Ourense a Santiago. Zona de industria e comercio moi escaso, e bastante emigración.
(texto do libro 'Pedro Brey, a parroquia retratada', editado polo CGAI)

Botádelle unha ollada ás fotos na páxina de abaixo, paga a pena.
http://www.tabeirosmontes.com/pedro-brey-guerra.html

luns, 12 de xaneiro de 2015

'Hogar de los sin hogar' recuerda la vida miserable de los pobres en el Londres victoriano


  • Una exposición quiere remover el encanto de la era victoriana recreando la dramática realidad de la vida cotidiana de los desfavorecidos y explotados.
  • Al menos 30.000 niños, 'sucios, desnutridos y semidesnudos', vivían en las calles de la capital mientras la riqueza de la Revolución Industrial beneficiaba a la burguesía.
  • A mediados del siglo XIX la ciudad no tenía red de saneamiento, las calles eran inmundas y sólo una minoría de los pobres tenía techo en tugurios sobrepoblados.
JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ. 10.01.2015. 20 minutos

Un penique por pasar a noite nun banco, Londres 1900
"Solemos imaginarnos la Era Victoriana como un periodo familiar, una época de estabilidad y desentendimiento del mundo circundante. Ese era precisamente el ideal para los victorianos, pero para un enorme número de londinenses la realidad era muy diferente". Este sucinto prólogo señala a las claras la intención de la exposición Homes of the Homeless: Seeking Shelter in Victorian London (Hogar de los sin hogar: buscando refugio en el Londres victoriano), una muestra que desea remover el encanto nostálgico con el que se recuerda y añora en el Reino Unido el largo reinado de Victoria I, entre 1837 y 1901.
La muestra, organizada por el Geffrye, el único museo de la capital dedicado al hogar y a la forma y condiciones en que las personas han vivido y viven, desea contar la historia del "otro Londres" victoriano, una ciudad adusta donde la miseria y la crueldad eran cotidianas y visibles y un sistema de explotación salvaje del ser humano —niños incluidos— era consentido para mantener los logros en ascenso en lo político, cultural, científico, artístico, industrial y económico. La exposición, que se celebrará entre el 24 de marzo y el 12 de julio, muestra cómo vivían —el verbo debe ser leído en tono perverso o irónico— quienes edificaban aquel milagro.
Trabajo infantil, prostitución, crimen...
Frente a la realidad visible de la bonanza del reinado de la cautivadora soberana —amante de las artes, practicante de la fotografía, promotora del esteticismo, querida por el pueblo...—, la era victoriana reunía las condiciones de próspera y obscura: el orgullo nacional británico alcanzaba cotas muy altas y, al tiempo, el trabajo infantil, la prostitución y los abusos estaban enquistados y sostenían el sistema, basado en una supuesta moral rígida e inquebrantable. Del lado negro de la realidad emergieron los crímenes de Jack el Destripador en 1888, la miseria narrada en las novelas de Charles Dickens o el romanticismo oscuro de las hermanas Brontë.
Homes en camas-cadaleito do Exército de Salvación
"Decenas de miles de personas vivían en lodging houses [inquilinatos con grandes dormitorios comunes] que ofrecían una cama a veces compartida con desconocidos. Había un incontable número de otras personas que ni siquiera disponían de los peniques para pagar estos alojamientos y debían dormir en los mismos talleres donde trabajaban", los workhouses, cuyos dueños, que eran a la vez patronos, también cobraban por la pensión, añaden los organizadores de Homes of the Homeless.
Las aguas con deposiciones y orines, en las calles
A mediados del siglo XIX Londres ofrecía todas las vanidades de la cultura, los espectáculos y el esparcimiento, pero la ciudad no tenía red de saneamiento y las aguas sucias con deposiciones y orines terminaban en las calles inmundas. Al menos 30.000 niños, "sucios, desnutridos y semidesnudos", vivían en las calles de la capital mientras la riqueza de la Revolución Industrial beneficiaba a los privilegiados. La prostitución y la delincuencia eran crecientes y las condiciones de vida en la ciudad hacían palpable de un modo grosero la brecha social.
El periodista Henry Mayhew describió la situación como "una desgracia nacional" en 1849, cuando publicó una serie de artículos sobre la "miseria, ignorancia y vicio" que convivían con la "inmensa riqueza y los grandes conocimientos" de la ciudad. El esplendor victoriano vivía puerta con puerta con muertes por desnutrición de niños que sólo ganaban lo suficiente para pagar una corteza de pan trabajando como deshollinadores, en telares o como limpiabotas.
'Espantarían a cualquier observador contemporáneo'
La exposición muestra mediante cuadros, fotos, documentos, publicaciones y objetos los lugares habitados por los desheredados sociales. Se exhiben testimonios escritos de personas que residieron en workhouses y trataron de organizarse para hacer frente a las injusticias, se describe como muchos barrios obreros fueron demolidos para construir nuevas estaciones de ferrocarril o dar paso a las vías, empujando a ingentes cantidades de personas a mudarse a lodging houses, cuyo abandono y suciedad "espantarían a cualquier observador contemporáneo".
Una sección final de la exposición está dedicada a la organización New Horizon Youth Centre, que se dedica a ofrecer soluciones para jóvenes que son vulnerables o están en riesgo de quedarse en la calle y tener que vivir sin techo.