Una entrevista de Marcos Taracido para Libro de notas
Soledad Luque Delgado es presidenta de la asociación
Todos los niños robados son también mis niños y
una de las portavoces de la Coordinadora Estatal de apoyo a la Querella
argentina contra los crímenes del franquismo (Ce AQUA). La asociación nace para buscar a su
mellizo, Francisco, nacido en la Maternidad de O’Donnell el 25 de enero de 1965
y desaparecido el 21 de febrero del mismo año en ese centro médico. También
ayudan con sus actividades a los propósitos de búsqueda de otras víctimas, así
como a movilizar a la sociedad española ante una de las mayores atrocidades que
ha vivido nuestro país. En la actualidad, Soledad representa en la Ce AQUA
a las nueve asociaciones de víctimas por el robo de bebés que participan en la
Querella argentina, a donde ha viajado dos veces como parte de la delegación
representante de la Ce AQUA para declarar y presentar la querella como
asociación, y en representación de las otras asociaciones de víctimas
de bebés robados. También como representante de la Ce AQUA y de su propia
asociación viajó el 4 de noviembre, con Amnistía Internacional y otras ONGs, a
Ginebra para presentar sus peticiones ante el Comité de Desapariciones Forzadas
de Naciones Unidas.
¿Por qué se robaban o desaparecían niños en España?
La multitud de factores que existen alrededor de la
desaparición de bebés en España desde los años 40 hasta bien entrada la
Democracia hace que sea altamente complejo analizar este tema.
Se ha podido determinar que existieron tres etapas
que se corresponden con los tres motivos que movieron a que se produjera este
crimen:
Para nosotros todo esto tiene su origen en el tráfico de niños que se inició en la década de los 40, como medida de represión política, cuando a las mujeres republicanas les arrebataron sus hijos. Una medida sustentada en la teoría nazi del Doctor Vallejo Nájera. Fue el perfecto caldo de cultivo que creó una demanda de niños por parte de familias pudientes y adeptas al régimen franquista. Durante los últimos años 50, años 60 y primeros 70, en plena época del Nacional Catolicismo, las familias desfavorecidas también comenzaron a ser el objetivo. Una época de represión ideológica y social donde ciertos médicos y religiosos se pusieron en la piel de un dios. Esta trama o serie de tramas continuaron, no solo hasta la muerte del dictador, sino hasta los años 90, aunque ya como un mero negocio. Durante todo momento, el móvil económico existió, pero no fue el único. Diferentes motivos en diferentes etapas, pero siempre bajo la permisividad del Estado, un Estado que en un primer momento realizó esta barbarie como acto de Derecho y más tarde como un acto de hecho, fundamentalmente en la dictadura pero que continuó en los primeros años de Democracia al no haber una ruptura profunda con determinadas actitudes y conductas del pasado.
Para nosotros todo esto tiene su origen en el tráfico de niños que se inició en la década de los 40, como medida de represión política, cuando a las mujeres republicanas les arrebataron sus hijos. Una medida sustentada en la teoría nazi del Doctor Vallejo Nájera. Fue el perfecto caldo de cultivo que creó una demanda de niños por parte de familias pudientes y adeptas al régimen franquista. Durante los últimos años 50, años 60 y primeros 70, en plena época del Nacional Catolicismo, las familias desfavorecidas también comenzaron a ser el objetivo. Una época de represión ideológica y social donde ciertos médicos y religiosos se pusieron en la piel de un dios. Esta trama o serie de tramas continuaron, no solo hasta la muerte del dictador, sino hasta los años 90, aunque ya como un mero negocio. Durante todo momento, el móvil económico existió, pero no fue el único. Diferentes motivos en diferentes etapas, pero siempre bajo la permisividad del Estado, un Estado que en un primer momento realizó esta barbarie como acto de Derecho y más tarde como un acto de hecho, fundamentalmente en la dictadura pero que continuó en los primeros años de Democracia al no haber una ruptura profunda con determinadas actitudes y conductas del pasado.
La sociedad, no sé si dirigida o no, una vez que se
destapa mediáticamente, rápidamente se centra en los casos particulares y, por
lo tanto, se queda en la anécdota, en la superficie del problema. ¿Se puede
hablar de un entramado, de múltiples y diversos culpables que van más allá de
una o dos monjas malignas?
A lo largo de nuestra búsqueda por mi hermano
mellizo, nos hemos dado cuenta de que nuestro caso no es único, no es un hecho
aislado y hemos conocido no a decenas, ni a centenares, sino a miles de
personas que están en nuestra misma situación. Decidimos montar nuestra
asociación “Todos los niños robados son también mis niños” y empezar a realizar
movilizaciones dentro de campañas de sensibilización social y actos
reivindicativos. Era muy importante la difusión de los casos para que la
sociedad se conciencie de que esto ocurrió aquí y también podría hacer que
otras personas se reconozcan en ellos y puedan tomar conciencia también de
posibles víctimas.
La labor de los medios de comunicación, por tanto,
en esta difusión es primordial pero no solo debería estar centrada en los casos
particulares sino también en la causa en general: la ubicación temporal de este
asunto, sus orígenes, los motivos, el estado actual de las denuncias, los
motivos inexplicables del archivo masivo, etc. Es decir, no solo debería
interesar lo particular sino el hecho criminal y todo lo que le rodea.
En cuanto a la idea de trama, puedo decir que, en nuestra búsqueda, mientras más hacíamos, más gente encontrábamos y pudimos comprobar que el robo de niños no era algo de hacía unos años, sino que se produjo durante décadas y en todo el territorio nacional. Y esto solo se podría haber realizado con la implicación de mucha gente, personal sanitario, funcionario de Registros, de los cementerios, de la Iglesia. Y cuando estamos hablando de una red así, estamos hablando de trama o de diferentes tramas que solo pueden funcionar con la connivencia de las Estructuras del Estado porque son personal de estas estructuras los que están presuntamente implicados.
En cuanto a la idea de trama, puedo decir que, en nuestra búsqueda, mientras más hacíamos, más gente encontrábamos y pudimos comprobar que el robo de niños no era algo de hacía unos años, sino que se produjo durante décadas y en todo el territorio nacional. Y esto solo se podría haber realizado con la implicación de mucha gente, personal sanitario, funcionario de Registros, de los cementerios, de la Iglesia. Y cuando estamos hablando de una red así, estamos hablando de trama o de diferentes tramas que solo pueden funcionar con la connivencia de las Estructuras del Estado porque son personal de estas estructuras los que están presuntamente implicados.
¿Qué papel jugaban las familias adoptantes?
No podemos saberlo con exactitud, pero de ninguna
manera son el objetivo de nuestras demandas. En todo este asunto hubo muchas
víctimas, principalmente los niños a los que se les robo su identidad y el
derecho a vivir junto a su familia de origen; las familias que buscamos a estos
niños también somos víctimas al ser despojadas de parte de nuestras vidas y las
familias receptoras es muy posible, y así lo pensamos, que también fueran
engañadas. Obviamente, en algunos casos podrían sospechar que estaban haciendo
“algo irregular” porque estaban dando dinero por el bebé pero seguro que no
tenían ni idea de que estaban participando en un delito tan abominable. Hay que
decir que los que han sido valientes, y han dado un paso al frente para ayudar
a buscar los orígenes de sus hijos adoptivos, han dicho que ese dinero pensaban
que iba dirigido a cuidar a la madre biológica en el hospital o para pagar
alguna prueba médica, pero que nunca pensaron que estaban comprando un niño.
Nosotros les creemos. Aquí, los únicos culpables fueron los criminales que nos
robaron a nuestros niños.
En tus conferencias hablas constantemente de que el
robo de niños desde el fin de la Guerra civil hasta los años 80 se fundamenta
en una estructura de miedo al poder, a la autoridad.
Sin lugar a dudas. Por el recorrido histórico que
presenté al principio, tenemos muy clara la vinculación del robo de niños con
la dictadura. Tuvimos un estado de represión feroz donde se cometieron todo
tipo de barbaries. El robo de bebés fue una de ellas, en diferentes épocas, por
diferentes motivos como hemos visto, pero dentro de la más absoluta impunidad.
Cuando a esta impunidad, se le une el miedo y el silencio se producen tragedias
como esta que se pueden prolongar tanto en el tiempo y que se extienden por
todo un Estado.
El miedo, aunque parezca mentira, todavía continúa.
Hablar del franquismo todavía hoy cuesta, pero hablar de la lucha contra los
crímenes del franquismo asusta. Algunas asociaciones de víctimas por el robo de
bebés no quieren vincular esos delitos con la dictadura. “Mejor no lo muevas
que nos puede perjudicar” este es el argumento de algunas personas. Cuando
crees que es mejor no hacer algo porque puedes salir perjudicado es porque
todavía hay algo negativo que circula a tu alrededor. “Larga sombra la del
franquismo que todavía hoy nos cubre”, decimos otros.
¿Y qué hay de real en ese miedo? ¿Hay, para ti,
ejemplos concretos de esa sombra del franquismo?
Hay muchos ejemplos de incidentes y altercados donde
se muestran actitudes franquistas, donde se muestran insignias y banderas que
nada tienen que ver con conductas democráticas. Recordemos que en este país hay
una Fundación que se llama Francisco Franco donde se enaltece al dictador,
¿podríamos pensar que hubiera una Fundación Videla en Argentina por ejemplo?
Hace poco la librería Blanquerna, durante el acto de celebración de la Diada,
sufrió un ataque por un grupo de extrema derecha que exhibía símbolos
franquistas. En Lugo, el alcalde de Baralla, Manuel González Capón, justificó
en un pleno del Ayuntamiento la represión franquista al decir que los que
fueron condenados a muerte «será porque lo merecían». ¿Podemos imaginar en
Alemania que alguien con un cargo similar dijera que los judíos se merecían
morir gaseados? Creo que no. Y si pasara, el escándalo sería mayúsculo y se
pedirían responsabilidades y la dimisión de tal nazi.
También hay ejemplos donde la investigación de los
crímenes del franquismo no gusta o se intenta entorpecer. En mayo pasado, en la
Embajada argentina, situada en Madrid, varias víctimas iban a declarar dentro
de la causa abierta contra los crímenes del franquismo en el Juzgado N1 de Buenos
Aires, a través de videoconferencia, ante la Jueza Servini de Cubría. Estas
declaraciones se anularon por presiones del Ministerio de Asuntos Exteriores de
España a la propia Embajada.
Dices que no robaban bebés, sino «vidas enteras».
Efectivamente. Hay que tener en cuenta que apartaban
a un bebé de su familia y dirigían el destino de esa personita y de la propia
familia. Es decir, un bebé pasa a ser un niño, y el niño crece hasta ser un
adolescente, y el adolescente se convierte en un joven que en poco tiempo será
un adulto con una vida a sus espaldas que no es la hubiera tenido si no le
hubieran arrebatado de su familia de origen. No estoy diciendo que una vida
hubiera sido mejor que otra, no se puede saber esto, lo que digo es que nadie
tiene derecho a cambiar las vidas de las personas. Se robaban bebés pero no
eran juguetes sino personas a las que les robaron su vida.
Eso ocurre exactamente igual con los padres y los
hermanos que nos vimos privados de ver crecer a ese bebé o de compartir la vida
con él. ¿Acaso hubiera sido mejor o peor mi vida si mi hermano mellizo
Francisco hubiera estado conmigo? No lo sé, lo único que siento es que alguien
que se creía dueño de nuestro destino nos robo la oportunidad de una vida
compartida.
¿Qué se puede hacer hoy? ¿Qué hacen nuestros
Gobiernos?
Las víctimas nos encontramos en una situación de
bastante indefensión. Estos crímenes no se consideran delitos de ninguna manera
vinculados a la dictadura porque, en opinión de nuestras autoridades, no
seguían patrones comunes y no formaron parte de un plan sistemático sino que,
como mucho, era una práctica generalizada.
En primer lugar: Había patrones comunes porque las
familias, como nos ocurrió a nosotros, se reconoció en los casos que iban
saliendo en los medios de comunicación.
En segundo lugar: no solo es crimen de estado o
genocidio aquel que se produce por un plan sistemático de exterminio, también
los producidos como práctica generalizada cuando los ciudadanos están en una
situación de vulnerabilidad que los convierte en víctimas. Y eso fue lo que
ocurrió. No solo robaban los niños a los rojos sino a aquellos que estaban en
una posición vulnerable y desfavorecida, que en definitiva eran el sector
perdedor.
Aunque algunos casos están en la Fiscalía o
Juzgados, se está produciendo un archivo masivo de las denuncias por
prescripción y por falta de pruebas ya que estos delitos son considerados como
casos aislados y de origen económico fundamentalmente. Sin embargo, según el
Derecho Internacional son delitos de Lesa Humanidad y por tanto permanentes e
imprescriptibles. En España no hay una causa abierta general, afortunadamente
sí la hay fuera de aquí. Muchas de las familias que buscamos y de las personas
en busca de su identidad estamos acogiéndonos a la Querella contra los crímenes
del franquismo abierta en Argentina y que está llevando la Jueza María Servini
de Cubría. Hay muchas áreas querellantes dentro de la Coordinadora de apoyo a
la Querella argentina (Ce AQUA) y entre ellas está el colectivo de víctimas por
el robo de bebés. Somos diez las asociaciones de nuestra temática que nos
estamos querellando en Argentina porque nos consideramos víctimas de un estado
de terror que hubo en este país durante décadas y de su herencia posterior. La
búsqueda de la Verdad es primordial pero no puede hacerse sin encontrar primero
la Justicia que te ayuda a saber cuál es esa verdad. En España no la hemos
encontrado, por eso estamos en Argentina.
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