- Una exposición quiere remover el
encanto de la era victoriana recreando la dramática realidad de la vida
cotidiana de los desfavorecidos y explotados.
- Al menos 30.000 niños, 'sucios,
desnutridos y semidesnudos', vivían en las calles de la capital mientras la
riqueza de la Revolución Industrial beneficiaba a la burguesía.
- A mediados del siglo XIX la ciudad no
tenía red de saneamiento, las calles eran inmundas y sólo una minoría de los
pobres tenía techo en tugurios sobrepoblados.
JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ. 10.01.2015. 20
minutos
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Un penique por pasar a noite nun banco, Londres 1900 |
"Solemos imaginarnos la Era
Victoriana como un periodo familiar, una época de estabilidad y
desentendimiento del mundo circundante. Ese era precisamente el ideal para los
victorianos, pero para un enorme número de londinenses la realidad era muy
diferente". Este sucinto prólogo señala a las claras la intención de la
exposición Homes of the Homeless: Seeking Shelter in Victorian London (Hogar de
los sin hogar: buscando refugio en el Londres victoriano), una muestra que
desea remover el encanto nostálgico con el que se recuerda y añora en el Reino
Unido el largo reinado de Victoria I, entre 1837 y 1901.
La muestra, organizada por el Geffrye,
el único museo de la capital dedicado al hogar y a la forma y condiciones en
que las personas han vivido y viven, desea contar la historia del "otro
Londres" victoriano, una ciudad adusta donde la miseria y la crueldad eran
cotidianas y visibles y un sistema de explotación salvaje del ser humano —niños
incluidos— era consentido para mantener los logros en ascenso en lo político,
cultural, científico, artístico, industrial y económico. La exposición, que se
celebrará entre el 24 de marzo y el 12 de julio, muestra cómo vivían —el verbo
debe ser leído en tono perverso o irónico— quienes edificaban aquel milagro.
Trabajo infantil, prostitución,
crimen...
Frente a la realidad visible de la
bonanza del reinado de la cautivadora soberana —amante de las artes,
practicante de la fotografía, promotora del esteticismo, querida por el
pueblo...—, la era victoriana reunía las condiciones de próspera y obscura: el
orgullo nacional británico alcanzaba cotas muy altas y, al tiempo, el trabajo
infantil, la prostitución y los abusos estaban enquistados y sostenían el
sistema, basado en una supuesta moral rígida e inquebrantable. Del lado negro
de la realidad emergieron los crímenes de Jack el Destripador en 1888, la
miseria narrada en las novelas de Charles Dickens o el romanticismo oscuro de
las hermanas Brontë.
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Homes en camas-cadaleito do Exército de Salvación |
"Decenas de miles de personas
vivían en lodging houses [inquilinatos con grandes dormitorios comunes] que
ofrecían una cama a veces compartida con desconocidos. Había un incontable
número de otras personas que ni siquiera disponían de los peniques para pagar
estos alojamientos y debían dormir en los mismos talleres donde
trabajaban", los workhouses, cuyos dueños, que eran a la vez patronos,
también cobraban por la pensión, añaden los organizadores de Homes of the
Homeless.
Las aguas con deposiciones y orines, en
las calles
A mediados del siglo XIX Londres
ofrecía todas las vanidades de la cultura, los espectáculos y el esparcimiento,
pero la ciudad no tenía red de saneamiento y las aguas sucias con deposiciones
y orines terminaban en las calles inmundas. Al menos 30.000 niños,
"sucios, desnutridos y semidesnudos", vivían en las calles de la
capital mientras la riqueza de la Revolución Industrial beneficiaba a los
privilegiados. La prostitución y la delincuencia eran crecientes y las condiciones
de vida en la ciudad hacían palpable de un modo grosero la brecha social.
El periodista Henry Mayhew describió la
situación como "una desgracia nacional" en 1849, cuando publicó una
serie de artículos sobre la "miseria, ignorancia y vicio" que
convivían con la "inmensa riqueza y los grandes conocimientos" de la
ciudad. El esplendor victoriano vivía puerta con puerta con muertes por
desnutrición de niños que sólo ganaban lo suficiente para pagar una corteza de
pan trabajando como deshollinadores, en telares o como limpiabotas.
'Espantarían a cualquier observador
contemporáneo'
La exposición muestra mediante cuadros,
fotos, documentos, publicaciones y objetos los lugares habitados por los
desheredados sociales. Se exhiben testimonios escritos de personas que
residieron en workhouses y trataron de organizarse para hacer frente a las
injusticias, se describe como muchos barrios obreros fueron demolidos para
construir nuevas estaciones de ferrocarril o dar paso a las vías, empujando a
ingentes cantidades de personas a mudarse a lodging houses, cuyo abandono y
suciedad "espantarían a cualquier observador contemporáneo".
Una sección final de la exposición está
dedicada a la organización New Horizon Youth Centre, que se dedica a ofrecer
soluciones para jóvenes que son vulnerables o están en riesgo de quedarse en la
calle y tener que vivir sin techo.